Por: Julio De los santos
Migración, inmigración y civilización
Por: Julio De los santos
Hola, una vez más les saludo con mucho afecto y amor, deseándoles una vida rica y abundante en bendiciones.
Hoy nos embarcamos en un tema que por demás ha sido la causa de un sinnúmero de debates políticos y sociales. Nos referimos al tema de la migración. Existe una notable diferencia entre migrar, inmigrar y civilización. Si bien la migración consiste en moverse de un espacio a otro con fines de bienestar o beatitud, así como laboral, pero con el fin de volver a su lugar de origen. Por otro lado, inmigrar sugiere la idea de moverse de un lugar a otro con fines de establecerse allí en el lugar que fuere.
Lo cierto de todo es que la migración, la inmigración y la civilización no son un tema nuevo, y aunque no definí el concepto de civilización, lo hice por asumir que es un tema que todos conocen, tonto de mí por pensarlo. Pero ya hoy día los países no son más civilizados, ya no queda más por conquistar.
Podría asumir el inicio de las migraciones desde la concepción misma. Migrar está en nuestro ADN, somos, al igual que los demás seres, animales que migran. De hecho, las civilizaciones se formaron en virtud de las migraciones e inmigraciones a otras latitudes. Los primeros pobladores que llegaron a América lo hicieron de cara a encontrar una vida mejor y obedeciendo a una ley natural: sobrevivir.
Tanto las personas como los animales migran a otros puntos por la razón de cumplir la ley natural de pervivir. Esta ley es, a la postre, lo que ha forjado el mundo como hoy lo conocemos. Con el advenimiento de la propiedad privada y las leyes de migración cada vez más recrudecidas, las fronteras se han convertido en puentes hacia los sueños de ciudades utópicas.
Las masivas migraciones que desde el siglo XX se han llevado a cabo, por las razones que fueran y en todas las fronteras de todas las naciones, son la misma historia. El declive de la situación política que arropa a gran parte de América, sur y el Caribe, la falta de políticas de desarrollo, el hambre, la miseria, la corrupción, la tiranía y la desigualdad social han producido un éxodo masivo de personas en búsqueda de mejor vida. Hoy estas migraciones son más frecuentes que lo que fue en el siglo pasado, lo que ha creado también opiniones encontradas entre los gobernantes y las organizaciones que defienden los derechos humanos en virtud de las leyes que rigen a cada país en especial a los países desarrollados.
Dadas estas situaciones, en lo adelante, encontrar una solución a las migraciones desbordadas de hoy nos llena de desaliento. Los países tercermundistas, en donde las personas viven con escasos medios y condiciones adversas, parecen no encontrar la salida, y los países donde imperan las dictaduras no parecen tener ninguna retribución. Solo podemos apelar a la anuencia de Dios.
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Nota del editor: Las opiniones expresadas en las páginas de opinión, en todo caso, son propias de su autor.
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